¿Qué es la Voz Activa y la Voz Pasiva? Guía Completa

Dos maneras en las que podemos organizar una oración son la voz activa y la voz pasiva. Estas dos formas permiten expresar la misma idea desde perspectivas distintas. Saber cómo funcionan y cómo usarlas hace que puedas comunicarte de forma precisa y correcta.

Además, aprender a cambiar una oración de una voz a otra te da una herramienta poderosa para comprender mejor el significado de los textos y variar tu estilo.

La voz activa es la estructura más común y natural que usamos para construir oraciones. En una oración activa, el sujeto realiza la acción y el objeto recibe esa acción. En este tipo de oraciones, el sujeto aparece primero y se entiende claramente quién está haciendo qué.

  1. “El perro persigue al gato.”
  2. “Ana lee un libro.”
  3. “Los niños cantan una canción.”

En estos ejemplos, observamos que quien realiza la acción se coloca al principio de la oración (el perro, Ana, los niños). La estructura es sencilla y clara, lo cual hace que las oraciones en activa sean fáciles de entender y usar en la vida diaria. Por eso, la mayoría de las veces que hablamos o escribimos, solemos usarlas.

La activa es útil cuando queremos destacar quién hace algo. Es ideal para contar historias o para explicar lo que hacemos. Nos permite ser directos y, al usarla, conseguimos que las oraciones sean más rápidas y fáciles de comprender. Al estudiarla en la escuela, entendemos mejor cómo construir oraciones básicas en español y cómo organizarlas para que los demás nos entiendan.

La voz pasiva organiza la oración de manera diferente. En lugar de enfocar la oración en el sujeto que hace la acción, la pasiva pone la atención en el objeto que la recibe. En este tipo de oraciones, el sujeto es quien recibe la acción, mientras que quien la realiza se menciona después o incluso puede omitirse.

  1. “El gato es perseguido por el perro.”
  2. “Un libro es leído por Ana.”
  3. “Una canción es cantada por los niños.”

En estos ejemplos, el foco de la oración no está en quien realiza la acción, sino en lo que le ocurre al objeto o sujeto pasivo. En vez de decir quién hace algo, la pasiva nos ayuda a destacar qué sucede y qué o quién es afectado.

La pasiva se usa cuando queremos enfatizar el resultado de una acción o cuando el que hace la acción no es importante. Es común en textos informativos o científicos, donde el interés se centra más en los hechos que en quién realiza la acción. Por ejemplo, en un experimento podríamos decir: “El experimento fue realizado con éxito” sin necesidad de nombrar a los científicos que lo llevaron a cabo.

Es importante entender las diferencias clave entre estas dos estructuras. Veamos algunos puntos que pueden ayudar a distinguirlas fácilmente:

  1. Quién realiza la acción: En la activa, el sujeto hace la acción; en la pasiva, el sujeto la recibe.
  2. Claridad: La activa es más directa, ya que nos dice quién hace qué de forma rápida. La pasiva puede ser más larga o compleja, ya que necesita palabras adicionales para indicar quién realiza la acción (usualmente con “por”).
  3. Uso común: La activa se usa más en conversaciones y escritos cotidianos. La pasiva es menos común en el habla diaria, pero es útil en textos donde el foco está en el resultado de la acción, como en informes o textos formales.

Convertir una oración activa en una pasiva puede parecer complicado al principio, pero en realidad es muy sencillo si sigues unos pasos básicos. Veamos cómo hacerlo.

  1. Identifica el verbo de la oración activa.
  2. Cambia el objeto de la oración activa para que sea el sujeto en la oración pasiva.
  3. Modifica el verbo a su forma pasiva, usando el verbo “ser” junto con el participio pasado del verbo original.
  4. Añade el agente de la acción (la persona o cosa que realiza la acción) usando “por”.

Ejemplo de Transformación

  • Oración activa: “El pintor pintó el cuadro.”
  • Oración pasiva: “El cuadro fue pintado por el pintor.”

Aquí, el objeto “el cuadro” pasa a ser el sujeto de la oración pasiva, y el verbo cambia a “fue pintado,” añadiendo “por el pintor” para mostrar quién realizó la acción.

Pasar de una oración en pasiva a activa es igualmente sencillo. Aquí los pasos son los opuestos a los que vimos antes.

  1. Identifica el sujeto que recibe la acción en la oración pasiva.
  2. Encuentra el agente de la acción (quien realiza la acción).
  3. Coloca el agente como el nuevo sujeto en la oración activa.
  4. Modifica el verbo a su forma activa.

Ejemplo de Transformación

  • Oración pasiva: “La carta fue escrita por María.”
  • Oración activa: “María escribió la carta.”

De esta forma, la oración en voz activa coloca la atención en el sujeto que realiza la acción, haciéndola más directa y fácil de comprender.

Saber cuándo usar cada tipo de voz puede ayudarte a darle el estilo adecuado a tus frases y a expresarte de forma efectiva. Aquí algunos consejos para decidir cuál utilizar.

Utiliza la activa en estos casos:

  • Para ser claro y directo: Es ideal para contar lo que uno mismo o alguien más hizo.
  • En conversaciones cotidianas: Como la estructura es más sencilla, es más común en el habla diaria y en textos informales.
  • Cuando quieres enfatizar el sujeto: Si el interés está en quién hace la acción, usa la activa.

Ejemplo

  • “Mis amigos organizaron la fiesta.” Aquí, es importante resaltar que fueron los amigos quienes organizaron el evento.

La pasiva es útil en estos casos:

  • Cuando el sujeto que realiza la acción no importa: Si el interés está en lo que se hizo y no en quién lo hizo.
  • En contextos formales o científicos: La pasiva permite enfocarse en los hechos o en el resultado de una acción.
  • Para variar el estilo en la escritura: Usar la pasiva puede ayudar a variar el ritmo de un texto.

Ejemplo

  • “La fiesta fue organizada.” En este caso, no se menciona quién la organizó, sino que el interés está en el resultado de la acción.

A continuación, te dejo algunos ejercicios para que puedas practicar y entender mejor la transformación de oraciones entre activa y pasiva.

Convierte estas oraciones de activa a pasiva:

  1. “El chef preparó la cena.”
  2. “Los estudiantes escribieron un ensayo.”
  3. “El jardinero cortó el césped.”

Soluciones

  1. “La cena fue preparada por el chef.”
  2. “Un ensayo fue escrito por los estudiantes.”
  3. “El césped fue cortado por el jardinero.”

Convierte estas oraciones de pasiva a activa:

  1. “La ventana fue limpiada por Juan.”
  2. “La tarea fue completada por los niños.”
  3. “El proyecto fue presentado por la clase.”

Soluciones

  1. “Juan limpió la ventana.”
  2. “Los niños completaron la tarea.”
  3. “La clase presentó el proyecto.”

Al trabajar con estas estructuras, es común cometer algunos errores de gramática. Aquí tienes los más habituales y cómo evitarlos:

  • Olvidar el tiempo verbal: Asegúrate de que el verbo en la voz pasiva mantiene el tiempo de la oración activa.
  • No especificar el agente cuando es necesario: Si la oración se vuelve confusa sin indicar quién realiza la acción, incluye al agente.
  • Uso excesivo de la voz pasiva: Aunque es útil, su uso excesivo puede hacer que el texto sea más difícil de leer. Trata de mantener un equilibrio y usar ambas voces según el contexto.

Comprender y practicar el uso de la voz activa y la voz pasiva es fundamental para mejorar nuestra capacidad de comunicación. La voz activa nos permite expresarnos de forma directa y sencilla, mientras que la pasiva ofrece flexibilidad en contextos donde es útil resaltar el resultado o el objeto de una acción.

La clave en la sintaxis está en saber cómo y cuándo usar cada una, según la situación y el estilo que queramos dar a nuestro mensaje. Con práctica, estas estructuras se volverán naturales y podrás aplicarlas en cualquier contexto, desde conversaciones diarias hasta trabajos escolares o presentaciones formales.

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